En el primer Domingo Ágil, hace ya dos semanas, te compartí un post sobre qué es el liderazgo ágil con lo que probablemente, ya te habrás hecho una idea de que esto no va de una propuesta más dentro de los estilos de liderazgo de los que has podido oír hablar hasta ahora. Hablamos de una manera de pensar y de hacer en equipo distinta sí, pero sobre todo hablamos de generar nuevos hábitos, de incorporar una manera más simple de enfocar los problemas y de entender que las organizaciones son las personas que la componen y su habilidad para innovar y generar valor de una manera constante y adaptativa al entorno.
Pero no quiero que te confundas. Esta tarea, este rol de transformar la organización, el propio liderazgo ágil no se centra solo en los directivos de la empresa, en los ejecutivos, ni en los conocidos como “roles de responsabilidad”. El liderazgo ágil solo tiene sentido dentro de una lógica de trabajo en la que todas y cada una de las personas que componen la organización asumen el rol que les corresponde, jugando un papel indispensable y único en el éxito de la organización.
Cuando hablamos de Liderazgo Ágil, hablamos de una corresponsabilidad individual en todo lo que ocurre y deja de ocurrir. No se trata de que el líder de proyecto sea el responsable de que el proyecto funcione, sino que todos los miembros del equipo lo son, probablemente de una manera distinta, pero corresponsables igualmente.
Hablamos de generar ownership, es decir, que todas las personas de la empresa se sientan dueñas y responsables de la misma, desde un sentido de pertenencia tal alto, que el “peloteo” de responsabilidades deja de tener lugar, y aplicando distintas herramientas, que permiten una alineación y una autonomía real, que propulsa la organización y la capacita para pivotar y adaptarse a todo lo que venga, sin morir en el intento.
Para que esto ocurra, cualquier persona en la organización, sea cual sea su principal “función” o rol asignado, debe aprender a liderar y a liderarse, a hacer y a deshacer, a arrimar el hombro y a hacerse completamente corresponsable y a entender que todas y cada una de las personas son clave para un liderazgo ágil real.
No se trata de que los supuestos líderes asignados en la organización reciban una formación para entender ciertos conceptos y conocer ciertas herramientas como las que puedes encontrar en el libro, sino de analizar bien la cultura de la empresa, redefinirla entre todos y con pequeños cambios e incorporación de pequeños elementos claves en el día día generar resultados significativos en cómo vivimos la empresa y los resultados obtenidos.
El primer paso al que te invito a dar, sea cual sea el rol actual que asumes en tu empresa o proyecto, es aprender a diseñar retos que nos encaminan y nos permiten generar autonomía y encender el interruptor de la automotivación.
Si aún no has adquirido o leído el libro, te explico cómo en este tercer número de los Domingos Ágiles.
Recuerda: Si crees que tu empresa, organización o negocio necesita cambiar su forma de trabajar e incorporar el liderazgo ágil, contacta conmigo y juntos veremos cuál es la mejor forma de hacerlo.